«No digan triste, digan taciturno»: usos y alternativas a «Muy» en castellano
Quien haya visto y disfrutado de El club de los poetas muertos recordará aquella escena en la que el profesor Keating buscaba que sus alumnos descubriesen para qué sirve el lenguaje. En el uso y reemplazo de vocablos más coloquiales por otros más elaborados radica la base del uso de lenguaje literario, ¿recuerdas la escena?
John Keating: No digan que un hombre está muy cansado, digan que está exhausto. Y no digan que está triste, digan… ¿Sr.Overstreer?
Overstreet: ¿Deshecho?
John Keating: Exactamente, deshecho. El lenguaje se desarrolló por una razón. ¿Cuál es esa razón, Sr. Anderson? Vamos, ¿eres un hombre o una ameba? ¿Sr. Perry?
En el guion original, Mr. Keating atribuía a objetivos amorosos el tratar bien el lenguaje. Cierto es que hemos de saber medir qué términos utilizar y cómo mejorar nuestro propio lenguaje así como la intención comunicativa. En el aula, cuando trabajamos las propiedades del texto, la cohesión textual tiene en sí mucho de esta intención: mejorar el texto para elevar su nivel y forjarnos como usuarios del lenguaje más adecuado, coherente y cohesionado posible. Para ello, proponemos aquí una serie de alternativas al uso de muy que fomentan la adquisición del lenguaje así como el trabajar con niveles diastráticos más complejos.